Barcelona. Colores. Mar. Montaña. Música. Las Ramblas. Canaletas. Tapas. Marisco. Puerto. Bicing. Motos. Diagonal. Parc Guell. Sagrada Familia. La Pedrera. Montjuic. Camp Nou.
Son tantos y tantos los rincones que esconde esta ciudad que uno no sabría más que callejear y dejarse abandonar y guiar por los sentidos.
De renombre majestuoso y señorial, Ciudad Condal, la capital catalana es parada obligada de todos aquellos que quieren disfrutar de buen tiempo, paisajes variopintos y la ya reconocida dieta mediterránea.
Ahora que se acerca el verano, las pulsaciones de Barcelona se aceleran mientras los corazones reviven. La primavera causa una sensación de cansacio, de necesidad de paz que muchos no saben como combatir. Sin embargo, la llegada del sol, el abandono de los abrigos, marca el inicio del ajetreo en Barcelona. Los restaurantes y bares por fin pueden abrir sus terrazas y pasear por las calles ya no se convierte en una conversación con uno mismo, sino con el entorno, con las cientos de personas que abarrotan cada metro cuadrado. No hay espacio para más, ha salido el sol y todos quieren un pedacito de estas buenas vibraciones que irradia.
Como las plantas, ahora más verdes, frondosas y alegres que nunca, los barceloneses y los turistas llegan ahora a la mejor época del año, donde recuperan sus energías gracias a la terapia más natural del mundo: el sol, el buen tiempo, Barcelona.